Ayer me despedí de Paloma. Su erasmus era solo de tres meses y regresaba ya a Valencia. El sábado lo hice de Félix y Asun, vinieron a verme unos días. Hoy hace una semana que se fueron mis padres. Y un mes aproximadamente de la visita de Silvia, Edu, Esther, Nando, Bea, Paz, Roberto y Bea.
Voy a tener que despedirme de mucha gente por el mero hecho de que seré de las últimas que se vayan. Tendré que despedirme de mis compañeros de piso que se irán un mes antes que yo y me entristece porque aunque quedará gente, ellos han significado mucho en esta nueva etapa de mi vida. Veré marchar a Bárbara y solo de pensarlo se me hace un nudo en la garganta.
Llevo tantas despedidas en el cuerpo que empieza a ser una costumbre. Y cada vez más liviana. Personas que se cruzan en tu vida por un momento y luego se van. Algunas permanecerán con pequeñas visitas que serán la excusa perfecta para viajar. Otras las recordarás con una sonrisa por muchas promesas de visitas en el futuro, sabes que en eso se quedará.
La primera despedida fue a los 14 años, en un campamento de verano. Después a los 17 años, tras estar un mes en la maravillosa Irlanda. Y a los 18 años, donde conocí a uno de mis mejores amigos, en Inglaterra. Y deja de ser una tragedia griega porque comprendes que en la vida habrán muchas despedidas (ya me lo cantaba Ismael Serrano, que es tan corta la vida y son tantas despedidas).
Empiezo a hacer cuentas del tiempo que se ha ido y del que me queda de Erasmus y me da miedo el inexorable paso de este. Por la rapidez en que todo llega y se va. Porque le faltan horas a mis días y días a mis meses.
Por los hombres que se marcharon, cuyas despedidas fueron más bien silencios repentinos. Un punto final que llegó de golpe. Otros que se resisten a marchar de mi memoria y de los rincones más profundos de mi piel. Así es la vida. Así será mi vida con este cuerpo itinerante que, mucho me temo, me impida establecerme jamás en un punto fijo.
Por las despedidas que ya fueron, por las que vendrán. Por los amig@s que aunque tal vez jamás vuelva a ver, ya forman parte de mi historia. Siempre nos quedará Facebook.
Llig la meua entrada de "Vidas cruzadas". Eixa ha de ser la filosofia en aquesta vida plena de gent de la que disfrutes sols fins que arriba la data de caducitat.
ResponEliminaPero el despedirte d'uns moltes vegades significa tornar a veure a uns altres, i en quan tornes la penyeta motera et rebrà com mereixes.
Siempre queda algo en ti de las personas que pasan por tu vida y aunque yo no sea de la "penyeta motera" (ni familia), también te estaré esperando xurri y te recibiré como te mereces de verdad, que estos son capaces de enviarte otra vez a Portugal.
ResponEliminaAunque de facebook, también me considero tu amigo.
ResponEliminaNo me hables de despedidas que si yo te contara...
Un beso y feliz 25 de Abril...
jolin, quin nus a la gola... Tant com odie jo les despedides...
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